Los nadadores aficionados rusos que se zambullen en las gélidas aguas invernales del país, conocidos como "morsas", se preparan para cruzar el mítico lago escocés Ness, con el doble reto que ello representa: enfrentarse al frío y también a la leyenda del monstruo prehistórico que presuntamente habita allí.
Los nadadores cubrirán una distancia de 38 kilómetros.
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