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Luchador social y cultor de las artes
Pedro Rivera.

Rosalina Orocú Mojica | DIAaDIA

Lobos y corderos. Eso somos, un poco de ambos, a juicio de Pedro Rivera, ganador de la Condecoración Rogelio Sinán 2008.

Él no pierde la fe en la especie, sobre cuya realidad dedica harto tiempo a meditar. Porque "soy un poco parco", nos dijo casi al comenzar la entrevista, poco después de darse el fallo.

Más tarde nos diría que no es muy dado a hablar de sí y que la soledad es su mejor compañera.

"El hombre", nos cuenta, "tiene todos los atributos para convertirse en lo que yo diría ser humano. Aunque parezca redundancia, pero no lo es. Un ser humano es muy distinto a la bestia. Trascender lo biológico, lo instintivo, lo irreflexivo, lo emocional y convertirlo en un ser reflexivo es muy importante".

Rivera dice que más importante que hablar de él es destacar a Rogelio Sinán.

Opina que no tiene sentido ni valor la idea de que se pueda estar por encima de las raíces.

"La gente tiende a olvidar que viene de alguna parte, las raíces, que tienen padre, y el principal referente de la literatura panameña es Rogelio Sinán", enfatiza.

"Éramos amigos. Viajamos juntos al Congreso Iberoamericano de Literatura, en Caracas, en la década del '60. Solíamos conversar en su estudio, lo visitaba con frecuencia".

Continúa describiendo a Sinán. "Era un hombre sereno y cauteloso. Le decían "el brujo", por su capacidad para manejar las letras y porque nadie sabía qué era lo que estaba pensando. Era de una personalidad misteriosa".

Sigue retrotrayendo a su mente la imagen del amigo escritor. "Sinán era original, innovador. Los primeros relatos lo acercaban a lo que más tarde sería llamado realismo mágico. Es un precursor no reconocido".

Explica que "el primer problema es que Sinán nació en este país. Es como nacer en un entierro. Nacer enterrado. Eso, por supuesto, era una limitante. Nacer en el lugar equivocado".

Luego de haber hecho los reconocimientos del caso al Maestro Sinán, volvamos con el pupilo.

Preguntamos a Pedro Rivera qué significa para él haber ganado la Condecoración Rogelio Sinán.

"Estos reconocimientos son muy importantes en la vida de un cultor de las artes, pero, siempre los he recibido con modestia. No es algo por lo cual deba envanecerme. No me he preocupado por desarrollar ese valor de la vanidad", nos responde.

Aunque la vena literaria viene desde la cuna, esa vocación de Pedro Rivera se va manifestando más es a los 15 y 16 años, en el Instituto Nacional, cuando empezó a estudiar literatura.

En cuanto a género, prefiere el ensayo y los textos científicos.

Ha escrito cerca de 20 libros.

"El que más me gusta todavía no lo he escrito", expresa.

Pedro Rivera está casado con Aida Moreno, aunque, su mejor compañera, nos confesó, es... "la soledad".

La soledad, que junto con leer y escribir, es algo que disfruta y recomienda.

"Soy un hombre muy solitario. Mis amigos se cuentan con los dedos de las manos. Uno de mis entretenimientos más constantes es reflexionar, pensar", dijo.

Y, ¿qué de sus proyecciones? Planea seguir escribiendo, en una carrera contra el reloj.

"Hay tanto que escribir y tanto que aprender. Sigo escribiendo, tratando de buscar ese libro perfecto que nunca llegará", concluye.

   
 
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