Cuando ya iban juntas, Akulina dijo: Ten cuidado, Melania, anda despacio para no salpicarme.

Pero apenas hubo pronunciado estas palabras, Melania dio un traspié y salpicó el vestidito de su amiga. Y no sólo el vestidito, sino también sus ojos y su nariz. Akulina se enojó con Melania y corrió hacia ella, con intención de pegarle. En aquel momento pasaba por allí la madre de Akulina. Al reparar en que su hija tenía el vestido manchado, le gritó: -¿Dónde te has puesto así, niña desobediente?

Ha sido Melania. Me ha salpicado a propósito. La madre de Akutina agarró a Melania y le propinó un golpe en la cabeza. La pequeña alborotó con sus gritos toda la calle y no tardó en acudir su madre.

-¿Por qué le pegas a mi hija? -exclamó y se puso a discutir con su vecina. Las dos mujeres se insultaron. Los campesinos salieron de sus casas y se aglomeraron en la calle. Todos gritaban. Mientras las mujeres se peleaban, Akulina había limpiado las manchas del vestido, y con una piedra apartó la tierra de la charca para que el agua corriera por la calle. Melania se acercó a ayudarla con una astillita. Así, los adultos quedaron peleando por estas dos niñas, cuando ellas se habían olvidado de todo y jugaban en amor y compañía.

"Si no sois como niños, no entraréis en el Reino de los Cielos". Palabra de Dios.