Delicioso refresco. El señor Erick Morales es un vivo ejemplo de que, si la persona se lo propone, puede salir adelante con su propio negocio; solo hay que meterle ganas, mucha fe y esfuerzo.
La venta de raspaos se convirtió en una salida ante la falta de un trabajo estable y, con el pasar de los años, fue el negocio que permitió que sus cuatro hijos fueran a la escuela y su familia se mantuviera en pie.
Para la venta de su producto, este señor recorre desde Cañita de Chepo hasta Nicanor en la provincia de Darién, pero en las semanas se ubica en los predios del C.E.B.G. de Tortí.
Él fue uno de los afectados con las pasadas inundaciones que ocurrieron en el área Este del país, por lo que DIAaDIA lo encontró en medio de la protesta de días pasados, momento que aprovechó para ofrecer el refresco, que cayó muy bien a las cientos de personas que habían llegado al lugar desde la madrugada.
Este señor es muy dedicado en su trabajo y admitió que él mismo es quien prepara los siropes, porque "es una cuestión muy delicada y yo no puedo confiar en otra persona, porque no sé si en verdad le echa el porcentaje de esencia y colorante que necesitan".
Ahora, el señor Erick piensa retirarse del negocio de la venta de raspao, pues desde hace ocho años está trabajando en una microempresa de servicio de televisión por satélite a la que solo le falta ultimar detalles. ¡Buena suerte!
ESCASO
El raspadero está preocupado por la escasez del sirope color rojo que viene de Estados Unidos.
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