Pero hace once meses, la vida de ambos dio otro giro. María Alejandra y José fueron separados por el estado de salud en que se encontraban. Les diagnosticaron un alto grado de desnutrición.

Ella estuvo por varios meses en el hospital, mientras que él no dejaba de extrañarla en un asilo donde lo ubicaron, para un mejor cuidado. "Yo no podía comer", expresó José Palacios, con una voz poco entendible.

"Yo lloraba todos los días por él, porque lo extrañaba mucho, nunca me había separado de mi mono", dice la enamorada abuelita.

Pero con los esfuerzos del Ministerio de Desarrollo Social, los reunieron el pasado 13 de marzo en el Hogar Bolívar, donde pasan juntos durante el día, sin que nadie pueda separarlos, pero en las noches sí tienen que dormir por separado. "Pero yo soy feliz con saber que él está vivo y cerca de mí", cuenta María Alejandra con una gran alegría.

Aunque los dos padecen de quebrantos de salud, ella de ceguera e hipertensión, y él de reumatismo y mal de Parkinson; el amor que siente uno por el otro, los hace más fuertes cada día, y le dan Gracias a Dios por estar juntos de nuevo.

"Él es mi respaldo todos los días, sin él no sé qué sería de mí", dice María Alejandra.

AÑOS SIN VER
Esta pareja tiene dos hijas en Colombia: Haydée y Graciela Palacios Murillo. No las ven desde hace más de 30 años.