Dejando detrás una estela de oro, el paso de la llama fue recibido en general con mucha euforia por millares de argentinos, en medio de algunas decenas de opositores al gobierno chino que abucheaban, pero sin generar incidentes y en abrumadora minoría.
Para el público prevalecía el placer de ver la antorcha, aunque no se pudiese tocar, en su recorrido terrestre e incluso acuático, ya que atravesó un tramo fluvial en un sector en el Río de la Plata.
Millares de banderas chinas y argentinas ondeaban en el recorrido de la llama, que pasaba de mano en mano de los relevistas, la mayoría de ellos vinculados con el deporte.
La llama olímpica fue vigilada por unos 5.600 agentes de la seguridad argentinos, entre los cuales se encontraban oficiales chinos vestidos con buzos azules, que acompañaron a los portadores de la antorcha en Londres y París, donde caóticas protestas interrumpieron el relevo.
Es importante señalar que Buenos Aires es la única ciudad de América Latina en recibir la antorcha, cuya próxima escala será Tanzania.
La gira se inició el 24 de marzo en Olimpia, Grecia, y desde el comienzo de la odisea de 140.000 kilómetros tendría que llegar a China el 4 de mayo, tras un recorrido de 21 paradas en cinco continentes.
OLIMPIADAS
Los juegos olímpicos en Beijing se llevarán a cabo entre el 8 y 24 de agosto próximo.
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