Eso fue, en pocas palabras, lo que Britney Spears le dijo a su marido, Kevin Federline. Y es que la "Princesita del Pop" estaba harta de las metidas de pata de su esposo y lo mandó a coger su cursito.
Britney decidió enviarlo a clases de comportamiento con una experta en Beverly Hills.
Eso no es lo mejor del cuento, la terapeuta que trabajará con el marido de la diva, es la misma que le enseñó modales a Mónica Lewinsky, la ex becaria de la Casa Blanca que protagonizó un incidente con Bill Clinton. ¿Qué tal?
Según cuenta el diario Bild am Sonntag, citado por elsemanaldigital.com, Kevin se cortó el pelo y ya no viste tan “haraposo”, como solía hacerlo en el pasado.
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