La Policía brasileña arrestó a tres mujeres, acusadas de matar con golosinas envenenadas a dos niños de corta edad, una de las cuales es una vecina que confesó ser la autora del doble crimen.
Los hermanos Eder y Ana María da Silva, de 6 y 8 años de edad, respectivamente, murieron tras comer unos dulces envenenados que un mensajero entregó en su casa.
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