Se trata de Blas Esturaían, de 77 años, quien luego de trabajar por 40 años en una fonda no tiene qué comer en estos momentos, por lo que vive de la buena voluntad de sus vecinos que, por suerte, no lo han abandonado.

Sin embargo, Blas no está solo en este mundo, pues en la misma Calle del Agua tiene a un hermano, en donde vivía hasta hace poco, pero decidió irse de su casa porque, según dice, lo tenían encerrado.

Este señor fue atropellado en el mes de diciembre por un carro cuyo conductor se dio a la fuga, lo cual lo obliga a caminar casi arrastrado, apoyado por un pedazo de hierro, que hace las veces de bastón, y no ha podido trabajar más.

Actualmente, vive en la casa que era de su madre, que fue destruida desde hace muchos años, tras un accidente de tránsito que acabó con la estructura.

Allí llegó el pasado jueves y se tiró sobre unos pedazos de cartón, que para él eran más confortables que seguir viviendo encerrado sin poder ver ni el sol.

Afortunadamente, el sentido solidario de los vecinos de la Calle del Agua no se hizo esperar, ya que, inmediatamente, uno consiguió un colchón, algunas mujeres le barrieron el área y otras le llevaron comida.

LLAMADO
Se presentó el caso ante las autoridades del distrito, pero hasta ahora no hay respuestas concretas.