Cinco veces el público reclamó la presencia de los pianistas Nelly y Jaime Ingram, cuyo concierto de piano fue calificado de ¡extraordinario!, ¡maravilloso!, ¡bello!, ¡divino!, ¡excelente!

Aplausos. Aplausos. Más aplausos.

Tomados de la mano se retiraban al camerino. Otra vez, aplausos cerrados y demostraciones verbales de satisfacción.

Casi dos horas y media duró la magistral presentación tan esperada por Panamá. En la primera parte los acompañó la Orquesta Sinfónica Nacional, dirigida por el maestro Jorge Ledezma Bradley.

Silencio total. Se hubiera podido fácilmente escuchar el zumbido de una mosca.

Niños, jóvenes y adultos escuchaban extasiados la magistral interpretación del dúo de pianistas más destacado de Latinoamérica. Decenas de ojos estaban enfocados en la pareja. En sus manos que hacían "hablar" al piano ese lenguaje mágico que es elixir para el alma y la transporta a estadios de gozo indescriptibles.

Fueron filmados y fotografiados no sólo por camarógrafos y fotógrafos de los medios. También de entre el público hubo quienes los filmaban o les tomaban fotos para llevarse un recuerdo del concierto, además de las notas sublimes que les regalaron a sus oídos con su arte musical.

Doble satisfacción deben haber sentido. Primero, volvieron a recibir la mejor paga a un artista: el aplauso. Segundo, lograron el cometido, recaudar fondos para llevar a cabo este año el III Concurso Internacional de Piano en Panamá (del 21 al 28 de octubre), que realiza la Fundación Concursos Internacionales, que preside el Dr. Ingram.

Finalizado el concierto, en el camerino y el escenario se agolparon amigos y estudiantes de música para felicitar y saludar a la pareja de pianistas.