Quizás algún guionista de cine o teatro ya habrá pensado en llevar la vida de Lance Armstrong al escenario. Y no es para menos, el estadounidense es un ganador y ha derrochado tinta de periódicos en el plano deportivo y en su salud.

En 1996, Lance recibió la peor noticia que un ser humano quisiera escuchar: le detectaron un cáncer testicular con metástasis pulmonares y cerebrales.

Pero lejos de ponerse a llorar, Lance le declaró la guerra a la enfermedad y después de derrotarla en todos los escenarios - sicológicos, físicos, etc. - decidió seguir en el ciclismo y de qué manera: conquistando el Tour de Francia número siete.

Tras esto, el estadounidense dijo no más, pero cuando estaba fuera, su nombre se vinculó a casos de dopaje por consumo de una sustancia prohibida llamada EPO (Hormona Eritropoyetina cuya función es acelerar la producción de glóbulos rojos).

Y con esta sospecha, Lance comenzó otra batalla, esta vez para limpiar su nombre dentro de un deporte que vive en la sospecha y con el dedo índice señalándolo permanentemente.

Pero, ¿cómo pretende recuperar su nombre? Él piensa que, seguramente en cada control, los laboratorios le den la razón.

Con lo que Lance quizás no contaba era que el camino a Francia se llenara de obstáculos, pues en la Vuelta a Castilla y León sufrió una caída que provocó su salida de la competencia y su pase al quirófano para operarse la clavícula.

Ahora sólo queda esperar que Lance Armstrong demuestre que él no es ningún tramposo.

EL TOUR
Según el sitio en Internet del Tour, la versión 96 de la vuelta gala se disputará del 4 al 26 de julio; contará con 21 etapas, y un recorrido total de 3.500 kilómetros.