Le hicieron su "chequeo". El ex seminarista Marcos Manjarrez, acudió en la mañana de ayer a realizarse exámenes médicos de rutina en el Hospital Santo Tomás.
A su salida del nosocomio, lucía muy tranquilo y hasta conversaba con las unidades policiales que lo custodiaban.
El próximo lunes 10 de mayo será su prueba de fuego, cuando vaya a juicio en el Segundo Tribunal de Justicia. Manjarrez se encuentra recluido en el pabellón 11 de la cárcel La Joyita, tras ser acusado de la muerte de monseñor Jorge Altafulla, quien fue asesinado de unas 14 puñaladas el 19 de mayo de 2003, en la Iglesia Guadalupe de calle 50. Por este hecho, Manjarrez se declaró confeso de haber cometido el crimen. Ya pasaron dos años de este incidente, y el acusado ha intentado suicidarse.
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