Su corazón no trabaja como debe ser, pues es del tamaño de una persona de 70 años. Eso ha llevado a Luis López, de 34 años, a debilitarse cada vez más, al punto que ya ha rebajado 26 libras.
Este caballero apodado "Puchi", padece de cardiomiopatía, enfermedad del corazón que es hereditaria y que sólo la tiene su familia aquí en Panamá. Hace 4 años, cuando le detectaron la falla cardiaca, a Luis le colocaron un marcapasos. A medida que su corazón se hace débil, es más propenso a otras enfermedades. Fue operado de apendicitis.
Está reteniendo agua por fuera del estómago, esto provoca que se le aprieten los pulmones, no puede caminar mucho porque se agita. Va una vez por semana al hospital para que le saquen el líquido, y es más de un galón el que le sacan.
Hace unas semanas, le hicieron un cateterismo en la pierna izquierda, porque tenía coágulos de sangre. A raíz de su estado de salud, se tuvo que apartar de su hogar; lo más triste es que está lejos de su hija de 10 años, a quien ya no puede atender como antes.
Vive con su hermana, que es quien lo atiende. Dejó el trabajo, las pastillas no las tiene el Seguro, debe comprarlas y son muy costosas.
El dinero de la pensión no le alcanza para los medicamentos ni para la comida especial que debe ingerir. Los doctores le han dicho que la cardiomiopatía no tiene cura, sólo se controla. Una posibilidad sería hacerle un trasplante de corazón, que es muy costoso. Un familiar suyo se lo hizo y está bien. Pide apoyo para salir adelante y disfrutar muchos años más junto a su hija y familiares.
A Luis le sacaron sangre hace un tiempo, que fue llevada a la Universidad de Boston, Estados Unidos, para hacer estudios.
ANTECEDENTES
Varios familiares de Luis, incluido su padre, murieron de esta enfermedad. La pastilla más barata le cuesta B/. 0.53 cada una.
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