Un cuadro dramático vieron ayer los funcionarios de la investigación y los curiosos que llegaron para observar el cadáver de Leonardo Alberto Gordón, de 51 años, asesinado porque querían robarle un arma que no tenía. En la escena, había rastros de que luchó por defenderse.
Gordón tenía unos cuantos días de trabajar como celador en la estación de combustible de Villa del Caribe.
El humilde hombre, que no tenía ni siquiera arma para defenderse y que trabajaba en ese lugar oscuro, fue asesinado de dos tiros por los salvajes asesinos que le dispararon, sin consideración en la cabeza y tetilla izquierda, a pesar de que Gordón no tenía nada para defenderse.
Su esposa, unos cuantos minutos antes, le había entregado algunos alimentos que le preparó.
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