Rose era una señora de ochenta y siente años que a esa edad decidió estudiar en la universidad. ¡Era nuestra compañera!
Al terminar el semestre le invitamos a hablar en nuestro banquete de fútbol. Luego de ser presentada, subió al podio y nos dijo: "No dejamos de jugar porque estamos viejos; nos ponemos viejos porque dejamos de jugar. Hay una gran diferencia entre ponerse viejo y madurar.
Si ustedes tienen diecinueve años y se quedan en la cama un año entero sin hacer nada productivo se convertirán en personas de veinte años.
Todos podemos envejecer. No se requiere talento ni habilidad para ello. Lo importante es que maduremos encontrando siempre la oportunidad en el cambio".
"No me arrepiento de nada. Los viejos generalmente no nos arrepentimos de lo que hicimos, sino de lo que no hicimos. Los únicos que temen la muerte son los que tienen remordimientos.
Terminó su discurso cantando una canción en la que hablaba de vivir la vida a plenitud. Nos pidió que estudiáramos la letra de la canción y la pusiéramos en práctica en nuestra vida diaria.
Rose terminó sus estudios. Una semana después de la graduación Rose murió tranquilamente mientras dormía. Más de dos mil estudiantes universitarios asistieron a las honras fúnebres para rendir tributo a la maravillosa mujer que les enseñó con su ejemplo que nunca es demasiado tarde para llegar a ser todo lo que se puede ser.
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