Ya no importaban los puntos o quién era el campeón, sino el honor de cada equipo, pues ante la rivalidad existente, se jugaban prestigio.

Por eso, los hinchas de ambos oncenos asistieron a ver el partido en gran cantidad, aunque los "merengues" superaban a los catalanes.

Además, las encantadoras chicas bien identificadas con el equipo de su preferencia, engalanaban los diferentes puntos de encuentro.

Al pasar los minutos todo se fue comvirtiendo en una fiesta "blanca", en la que sólo los madridistas disfrutaron hasta más no poder.

Y es que la estocada final para un campeonato de ensueño lo consiguieron goleando a su archirrival.

Esto fue una verdadera fiesta merengue, que al final observó como su campeón le ganó con autoridad a un muerto con ganas de conservar su dignidad.

BUENA VENTA
Otros que salieron ganando fueron los locales de diversión que pusieron pantallas gigantes.