Los padres de familia de la Escuela El Capurí de Los Santos están indignados porque las aulas tienen como anaqueles, sillas pegadas unas a las otras; mientras que los pupitres, que fueron una donación que logró una educadora con una embajada, están viejos y obsoletos.
La Escuela El Capurí es un pequeño centro educativo, que merece un piso con baldosas, un techo con cielorraso y mejores láminas educativas.
Para los padres de familia, las escuelas rurales merecen una mejor atención, al igual que las urbanas, y no echarlas al olvido como si no existieran.
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