@Su orgullo es enorme, porque la carretilla que ocupa es una de las más viejas de Santa Ana. La misma ha pasado por varios administradores, todos de una misma familia.

Decidió iniciarse en este negocio, porque su salario de jubilado no le alcanzaba para solventar las necesidades de su esposa e hijos, uno de ellos cursa estudios universitarios.

Su trayectoria como vendedor no ha sido fácil. En el camino se ha encontrado duros escollos, uno de ellos la situación económica actual que afecta a Panamá.

A diario se levanta desde las 5 de la madrugada a comprar los productos en el Mercado de Abastos, para iniciar su faena y luego culminar hasta casi las 5 de la tarde.

Benjamín señaló que "es poco lo que uno gana con las ventas, más es lo que se pierde". Y esa es una de las razones por las que sus logros se notan mucho; sin embargo, los aprecia, pues sea como sea, honradamente, obtiene "alguito" para seguir adelante.

A pesar de todo, paga impuestos y se esmera por ofrecer un buen producto a sus clientes. Espera que el nuevo gobierno valore la labor suya y le brinde el apoyo necesario.

Le preocupa que las autoridades tengan intenciones de sacarlo de allí para llevarlo al nuevo Mercado Público que se construye en el antiguo edificio de Aduanas, en Avenida B. Considera que si donde está no vende, allá mucho menos, porque no pasarán muchas personas por su puesto, como sucede ahora.

Desea seguir trabajando tranquilo, sin molestar a nadie, con la esperanza de que todo mejore.