NO PARAN DE BAILAR Y CANTAR.
No importa si están perdiendo o ganando. La fanaticada bocatoreña vive el béisbol a plenitud.
Con el grito "Viene, Bocas", los fanáticos bocatoreños alentan a cada minuto a sus guerreros.
Familias completas llegan al estadio Calvin Byron para participar de su fiesta, una celebración que no veían desde hace 49 años. Desde esa época, no iban a una final del béisbol mayor.
Los niños gozaban y corrían por los pasillos de un estadio lleno a reventar. Una fanaticada así vale la pena, van al juego a gozar.
Pero ahora, más que nunca, el equipo bocatoreño requerirá de su gente cuando continúe mañana la serie final ante Panamá Metro en el estadio Rod Carew, esta vez con el público en contra.
|