Cristina descubrió a los once años su amor por la plástica, arte que le ofrece la oportunidad de expresar sus alegrías, preocupaciones, enojos y hasta sus más altas quimeras.

Esta guapa chica reconoció que desea poder manifestar en sus pinturas, lo que Neruda hizo con sus poesías. "Él decía, en uno de sus poemas: yo quiero hacer contigo, lo que la primavera hace con los cerezos, y ese es mi objetivo en cada uno de mis cuadros", admitió.

Entre sus maestros se destacan Mario Clavit e Iván Delgado, de quienes ha saciado parte de su sed por aprender. Del primero, aprovecha su apreciación del arte, y del otro, su amor por el cuerpo humano.

Recientemente, el 20 de abril para ser precisos, obtuvo uno de sus mayores sueños: hacer su primera exposición individual. De 34 cuadros expuestos, sólo seis no se vendieron.

El dinero recaudado lo ahorrará para viajar durante sus vacaciones a París, donde estudiará, gracias a una beca por parte de la Alianza Francesa.

Cristina detalló que uno de sus deseos es poder ver sus obras en subastas, como las de Sothesbys y Christies, sitios en el que existen aparatos con luces ultravioletas que permiten ver si la pintura es original.

Relató que con sus trabajos los analistas se encontrarán con la sorpresa de que debajo de las capas de pintura, estarán las palabras exactas de lo que sus obras quieren expresar.

Aunque no se lo propone, Cristina Isabel Ordoñez lleva dentro de sí un mundo espiritual que refleja en sus palabras, como con las que concluye esta entrevista: "Dios me dio este talento por algo, yo estoy aquí como una mensajera; estas manos no son mías, me las regalaron para que las use bien”.