Si usted no sabe qué pasó, les cuento. El programa trataba sobre los periodistas de espectáculos y los limites o no, que deben tener. En ese show, la víctima presencial era Susan Elizabeth Castillo, según la producción. Los victimarios: las columnas (en especial la de Doña Perla), los periodistas de espectáculos y del corazón.

Tanto Karen Chalmers, que perdió toda la ecuanimidad que debe tener el conductor de un talk show, como Susan Castillo invitaron a los periodistas a pensar en las familias y en el daño, que según ellas, les pueden hacer cuando de los seudo famosos se escribe.

Pregunto yo a la señora Castillo, ¿Ha pensando ella en la familia de los muertos que le encanta sacar en C4 y ahora en el noticiario estelar? ¿Ha pensando en cómo se sienten las familias de las personas que en C4 sacan en las corregidurías? ¿Ha pensando, como jefe de C4, en los hijos de las prostitutas que a ellos les encanta grabar? ¿Ha pensando en la familia y derechos de las personas que en los noticiarios de su canal acusan a diestro y siniestro de delincuentes sin tener un fallo que certifique eso en sus manos? ¿Ha pensando Chalmers en la familia de toda esa gente que la propia empresa en la que lleva años trabajando destruyen con solo 30 segundos de videos sangrientos disfrazado de noticias? ¿Por qué en su momento apoyaron y promocionaron esa porquería que se llamaba Paparazzi que se metía en la vida privada de las personas? Señoras, hay que ser muy cara dura para pedir lo que no se da.

No conforme con eso, tuve que buscar agua con azúcar para calmarme cuando por segundos vi a Chalmers casi convertida en Laura Bozo perdiendo no solo todo el caché que a ella siempre le he reconocido, sino haciendo comentarios incoherentes para despertar polémicas y el pleque pleque que pareció disfrutar.

Igual me pasó cuando la señora Castillo dijo que las brujerías que le fascina promocionar en C4 sí son noticias porque son parte de la historia cultural panameña, esto para refutar, según ella, que lo que los colegas escriben no es noticia. ¡Agárreme ese trompo en media uña!

Yo no creo en el periodismo de divulgar la vida privada de los demás, pero reitero ya lo publicado, el que no quiere que se hable o escriba de su vida privada, no la divulga. El que no quiere que algo se sepa, no lo dice. ¿Por qué, por mencionar algunos, solo se habla del trabajo frente a cámaras de Maritza Muñoz, Alexandra Ciniglio, Bianca Tapia, Iván Donoso o Luis Enrique Vásquez? Sencillo: ellos no han abierto la puerta a su vida privada. Punto.

En Directo con Karen recurrió a los periodistas que tanto critican y daño le causan, cual salvavidas, para rescatar, aunque sea un día, un programa lento, muerto y malo. Invitar a panelistas para atacarlos, amedrentarlos y venderse como las víctimas de ellos es tan poco profesional que prefiero seguir siendo atacado por escribir con un seudónimo que salir a defender lo indefendible y dar la cara "en directo" por una cosa como esa.

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