Nos contaron que el acordeonista con apellido de presidente venezolano estaba que lloraba de la rabia, porque no estuvo en los primeros lugares.
Cuentan las lenguas venenosas que le tuvieron que hacer té de tilo para los nervios, pues él nunca ha perdido ningún concurso y para él sería desastroso el no estar entre los primeros puestos. Dicen que está bravo con el jurado del pueblo.
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