En las afueras de la Basílica Don Bosco, el humilde hombre vende estampitas religiosas, sahumerios, pulseras, rosarios e inciensos en su pequeño puesto.

Es reconocido por los moradores del sitio por ser un hombre amable, humilde y que hace lo posible por conservar a su fiel clientela.

VA A LAS FERIAS
"En ocasiones voy al interior y vendo mis cosas", dijo Heriberto, quien aprovecha las festividades religiosas para comercializar su negocio. En este caso la mayoría de los compradores son extranjeros que llegan de visita al país.

JORNADA
Este ciudadano se levanta a las cuatro de la mañana y se dispone a tomar un bus desde Tocumen hasta la Basílica, luego acomoda sus productos y así empieza a vender.

Si los días son malos se retira a las 12: 00 mediodía, pero si son buenos, se queda más tiempo.

Para él no es nada fácil ser buhonero, pues además de exponerse a las inclemencias del tiempo, tiene que tratar con todo tipo de gente y muchas de ellas no tienen el mejor ánimo.

POLIFACETICO
Además de tener su puesto de buhonería, Carrasco es mecánico y carpintero; reconoce que hace sus "camaroncitos" cada vez que puede.

Este ciudadano tiene cinco hijos adultos y afirma sentirse orgulloso de la educación que les ha dado.

SUEÑO
Heriberto le pide a Dios salud, para ver crecer también a su hijo de ocho años. Quiere que sea un profesional.