En cada rincón del país, vemos hombres y mujeres, de todas las edades, en condiciones paupérrimas.
Sus vestidos rotos y sucios, la dificultad para hablar y la discordancia en sus palabras, son algunos de los aspectos que identifican a estas personas que están consumidas por las drogas y el alcohol, un problema tan evidente que parece no tener fin.
En parques, plazas, monumentos y calles, se puede encontrar a estas personas que algún día fueron de bien, pero que hoy hacen lo que sea por un par de reales que satisfagan sus vicios.
Ante esta problemática social, que le concierne a toda la comunidad, son pocos los esfuerzos que hay.
Según Luis Carlos Rudas, Subgerente de Vigilancia Municipal de la Alcaldía de Panamá, esta entidad se encarga de controlar, mitigar y erradicar este mal. La responsabilidad que asume la institución comienza con los operativos de captación de indigentes, quienes son trasladados al Centro de Servicios Múltiples Juan Ramón Poll, donde se les brinda un buen baño, atención médica, alimentación, ropa y atención psicológica.
Los que presentan problemas psicológicos y traumas a causa del alcohol y las drogas, son trasladados al Ministerio Ejército de Dios, ubicado en Calzada Larga, donde se rehabilitan en un período de 10 meses para poder desintoxicarse y reincorporarse a la sociedad. Lastimosamente, muchos de éstos no finalizan el tratamiento, o ni siquiera entran a él y regresan a las calles.
Un informe de la Alcaldía de Panamá revela que entre enero y abril de este año, se han atendido 724 indigentes, de los cuales 448 son hombres y 276 son mujeres.
La sociedad en conjunto, incluyendo las instituciones públicas y especialmente la familia, deben coordinar sus esfuerzos para evitar este flagelo, que acaba poco a poco con nuestra gente.
LOS VIEJITOS
Un 4% de la población indigente que se encuentra en la capital, son adultos mayores.
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