El vapor es un gran aliado de la belleza facial y corporal. ¿Por qué? Porque abre poros, facilitando la eliminación de toxinas e impurezas que afectan la piel; también hidrata en forma pareja y natural. Además, los músculos en contacto con el vapor se relajan y estimulan el sistema glandular y linfático, promoviendo una mejor circulación e irrigación sanguínea.
Los baños de vapor se pueden hacer con hierbas y plantas medicinales. Para pieles secas y sensibles, recomendamos lavanda, hojas de naranjo, manzanilla o perejil. Si su piel es normal, le aconsejamos probar con menta o romero. Unas hojas de eucalipto o unas ramitas de tomillo sirven para las pieles con tendencia al acné. Para el cutis graso, hojas o cáscaras de limón, mejorana o albahaca.
EN LA CASA
Hierva 2 litros de agua; luego agregue las hierbas. Mientras tanto, quite todo el maquillaje y limpie su piel. Envuelva su pelo con una toalla. Después de sentarse cómodamente, acerque con cuidado su rostro al vapor, inhale por la nariz y la boca, concentrándose en el ritmo de la respiración. Repita por 10 a 15 minutos como máximo. Después, limpie su cara con agua tibia o un tónico.
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