Don Isaías contó a DIAaDIA que se vino de su natal Santiago de Veraguas, con sus 4 hijos, a trabajar en la capital, con el propósito de apaciguar un poco la cabanga, después de haberse separado de su esposa, con quien estuvo por más de 16 años.

Además, por allá la situación estaba muy difícil. Con el tiempo logró olvidar a la madre de sus hijos. En sus inicios las cosas fueron de lo mejor. En un día normal se hacía hasta 100 dólares en toda la jornada de trabajo.

Para él, eso fue una gran bendición de Dios, pues logró educar y criar a sus 4 hijos, quienes son lo más importante. Sus vástagos se independizaron de él y ya han hecho su vida propia.

A pesar de que los 15 años de duro trabajo son notorios en su aspecto físico, sigue sudando la gota gorda honradamente, aunque ahora casi ni consigue para comer, pues con mucha suerte logra llevarse al bolsillo unos 10 dólares diarios. "Hay demasiada competencia, en todos lados hay carretillas", señaló Campines.

Las pocas ganancias no le permiten ofrecer variedad de productos, como lo hacía antes. Esto lo ha llevado a vender los que más compran y necesitan los clientes.

A su edad, considera que no tiene nada más que pedirle a la vida. Sostuvo que seguirá siendo vendedor de legumbres y frutas.