Una llamada telefónica advirtió a la Policía de lo sucedido, por lo que inmediatamente acudieron al lugar. Al notar la presencia policial, González, conductor del vehículo, hizo caso omiso al llamado de alto.

Esto provocó una persecución por la vía Tumba Muerto, que finalizó cuando el conductor pretendía huir por La Locería, pero perdió el control del carro y fue a parar a un local donde se confeccionan esculturas.

Los cuatro sujetos tenían aliento alcohólico. Dentro del auto se encontró una botella de cerveza y un arma calibre 380.