Paciencia no es más que la actitud mediante la cual podemos soportar contratiempos y dificultades con las que uno se encuentra en el sofocado día a día. Somos pacientes cuando una circunstancia nos hace sufrir y aún así no nos dejamos dominar por ella.
La filosofía dice que la paciencia consigue sobreponerse a las emociones fuertes generadas por las desgracias o aflicciones, para ello es necesario un entrenamiento práctico ante el asedio de los dolores y tristezas de la vida.
He aquí algunos ejemplos de esta virtud. Job, un personaje bíblico que tenía esta virtud como esencia de su vida, y el mismo Jesús, quien en los momentos más duros de su vida en los cuales pudo renegar y odiarnos a todos o bien, maldecirnos, nos amó con inmenso amor y allí en esa cruz que es la muestra viva de su gran amor dijo al padre: "Perdónalos porque no saben lo que hacen".
Este don es un rasgo o una característica típica de una personalidad madura, ya que solo las personas maduras saben sufrir y tolerar las contrariedades sin lamentarse.
Debemos esperar a que las cosas sucedan como deben suceder, dando siempre lo mejor de nosotros y teniendo en cuenta que a las cosas que no dependen estrictamente de uno hay que darles tiempo.
La vida es muy corta como para vivirla de manera impaciente o desesperados, debemos levantarnos cada mañana con una actitud de vencedor dando gracias a Dios por todo y pidiéndole que sea nuestra guía para poder vivir bien. [email protected]
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