Pero los halagos y silbidos forman parte de la naturaleza de algunos hombres, quienes al ver a una hermosa mujer no pueden contener la tentación de expresarle su deseo o admiración.

Si nos ponemos a observar nos daremos cuenta de que hay sujetos que al ver a las mujeres tratan de desviar su mirada hacia otro objetivo, pero es en vano, pues al final terminan viendo lo que en un principio querían ignorar: el cuerpo despanpanante de esa fémina que logró cautivarlo.

Lo gracioso es ver la forma como miran. Unos son más reservados, ven con cautela y con disimulo. Pero hay otros que con una mirada sientes que te quieren arrancar la ropa.

Sin embargo, en esta vida hay momentos para todo, y es importante que el hombre sepa en qué situaciones debe comportarse de esta manera. Llego a este punto, porque en repetidas ocasiones he visto a hombres que miran lujuriosamente a las muchachas delante de sus esposas, lo cual es un acto de total irrespeto y descortesía.

Lo peor del caso es que las parejas de estos sinvergüenzas se disgustan con las mujeres a las que ellos observan con tanta pasión.

Es más, un día me tocó estar presente en un bochornoso incidente en donde una mujer bofeteó a otra, porque le dijo al marido que la dejara de mirar. Al ver esto me llené de indignación y por un momento pensé, ¿de qué está hecho el cerebro de esta señora?, como es posible que en vez de molestarse con su compañero se haya atrevido a agredir a esa joven. Al terminar la riña la mujer agarró al esposo de la mano y se marchó.

Si bien es cierto hay jóvenes que son coquetas y se le insinúan a los varones sin importar que estén acompañados, pero es deber de éste respetar a su mujer y no corresponderle a las insinuaciones, si lo hace es una persona que no siente el más mínimo respeto por su "supuesto amor". Recuerda que si no impones respeto, nadie lo va hacer por ti.