Algo pasó en Panamá. Para el 20 de diciembre de 1989, el amor a la patria dejó de ser popular. Los militares golpistas del 68 lo pervirtieron, bueno, ellos y los dueños del poder económico. ¡Y lo más triste! Los jóvenes que lideraron la lucha por la recuperación de la soberanía nacional, ya no eran jóvenes y hasta parece que dejaron de interesarles los jóvenes. ¿Qué pasó con el revelo generacional?

Algo pasó entre 1964 y 1994. El reclamo patriótico que inflamó corazones durante décadas pasó de exigir el izamiento de nuestra bandera en la Zona del Canal al retorno al Palacio de las Garzas del Partido Democrático Revolucionario. Las marchas negras, las que protestaban por la Invasión del 89, fueron manifestaciones masivas durante todo el gobierno de Endara. Recuerdo que la última a la que asistí fue el primer año del gobierno de Ernesto Pérez Balladares, todos los marchantes cupimos debajo de la sombra de un árbol de mango del parque Porras de la ciudad de Panamá.

Algo pasó. La patria se estancó. El canal es panameño, pero nadie exige que se limpien de basura bélica peligrosa los polígonos de tiros utilizados por las tropas estadounidenses. Todo reclamo al respecto es extremadamente tímido o ausente.

¿La patria habrá sido traicionada? Los que dijeron que la soberanía no se come, son los beneficiados del canal y quienes la defendieron, ahora sólo la defienden en los discursos. ¿Será por qué ya no son pobres?

¿Qué le ocurrió a la Patria? ¿Fue saboteada? ¿Se agotó? Pienso que fue traicionada. Sí, traicionada. Por eso, la juventud se quedó sin héroes. Esa fue la traición: robarle el sueño patriótico a los jóvenes.