Luchadora. Elisa Álvarez es una joven de 21 años con muchas aspiraciones. Le conocimos en el Hospital Del Niño, donde realiza su práctica de la universidad y lo que llamó la atención es que no tiene tamaño para la gran alegría que transmite.
Ella padece de "acondroplasia", que es una anomalía en los cromosomas que le impide a las personas desarrollarse completamente.
Contó que desde sus ocho años asimiló su situación, pues "todo el mundo crecía y yo me quedaba igual", recordó muy reída. Al pasar el tiempo comenzó a lidiar con las dificultades que provocan su condición genética.
La pequeña gigante confesó que lo más tedioso es el transporte, ya que en algunos casos no llega ni a la altura del primer escalón del bus y debe "convertirse en Saladino para subir". Lo que le molesta no es el brinco, sino que con el "gran sistema que tenemos en donde los conductores manejan como sea", las cosas se le hacen más difíciles.
Además, si para una mujer de tamaño normal es incómodo utilizar un baño público, porque como están sucios, es imposible sentarse y hay que hacerlo todo "aéreo", imagínese para Elisa. Cuenta que hace malabares, pero no se sienta.
Pese a las dificultades, ha sabido echar hacia adelante. Debido a su condición, la joven se interesó en el tema y decidió estudiar Estimulación Temprana, pues afirma que "me encantan los niños, son mi adoración".
POSTIVA
"La fuerza viene del corazón", expresó Elisa, quien dijo que cuando se propone algo lo logra. Como ejemplo es que solo le falta un año para graduarse de la universidad y destacó que no parará y seguirá especializándose. Dice que esta misma fuerza es la que la ha ayudado a soportar la discriminación y cuando se da esta situación sólo ríe, levanta su cabeza y sigue adelante.
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