El Cristo Negro de Portobelo los salvó.
Más de 40 personas, miembros de la familia Ceballos-Calderón, oriundos de Portobelo, iban felices y con ansias de llegar a su destino: el Hotel Decámeron.
Ellos viajaban en un bus de ruta que habían alquilado para llegar al hotel. Pero la lluvia les frustró el paseo, pues el conductor, Leopoldo Olivares, perdió el control del vehículo y cayó en un barranco a unos 40 metros.
"Gracias al Cristo de Portobelo, todos estamos vivos. Él metió su mano por nosotros", dijo uno de los pasajeros, quien con otros familiares veían con asombro lo que había sucedido.
Anualmente, esta familia hace una cooperativa en donde realizan rifas, tómbolas, bingos y venta de comidas para recoger dinero e ir al Decámeron. A pesar del susto, comentaron que iban a continuar con el paseo.
|