Urania vivía junto a sus dos hijas, una del mismo nombre, quien está embarazada y sufre de esquizofrenia, y la otra llamada Cinthia Vigil.

Varios vecinos manifestaron que las llamas avanzaron rápidamente en el interior de la casa de madera.

Una pequeña refrigeradora fue lo único que pudo sacar un vecino antes de que el fuego acabara con todo, ante la mirada de otras personas que llegaron al lugar. Los bomberos atendieron el llamado, pero no pudieron hacer nada.

Tres camas con su colchón ortopédico, una estufa, lavadora, comedor y ropa son sólo algunas de las cosas que había en la residencia, según recuerda la señora Urania, quien no se encontraba al momento de la tragedia. Ella trabaja en un centro comercial de Cuervito, cerca de la frontera con Costa Rica.

"Yo aquí no tengo familia, porque soy de Changuinola y ayer tuve que dormir donde la vecina, pero ahora una tía mía me ofreció hospedaje", dijo.

El siniestro ocurrió a pocos metros de la estación de bomberos de Progreso, pero ésta no tiene equipos para sofocar incendios, por lo que hubo que llamar a la estación de Paso Canoa.