Panamá tiene lugares por descubrir, que muchos turistas visitan y algunos panameños no saben que existen. Por ejemplo, una cueva cerca del Parque Nacional Chagres, que tiene mucha biodiversidad y en la que se realiza una aventura natural.
A EMPEZAR
Eran las 7: 00 a.m., y nuestros guías llegaron puntuales para comenzar el tour. Arrancamos el trayecto por el Parque Nacional Chagres, que queda entre Panamá y Colón, y que protege las aguas del lago Alajuela, que abastece de agua y energía a las dos provincias.
Para poder ingresar al parque, pagamos una cuota, que es usada para ayudar a su preservación y conservación, a fin de que en un futuro las nuevas generaciones puedan conocer el lugar. Seguimos el camino y por fin llegamos.
EL RECORRIDO
La cueva está en medio de un bosque muy espeso y solo se puede llegar caminando o en 4x4. Afortunadamente, fuimos en un vehículo.
Bajamos el equipo (cascos, linternas, guantes, rodilleras y otros) y lo distribuimos entre los participantes para protección.
Al estar todos listos y con las herramientas necesarias, el guía nos indica que es momento de encender las linternas para empezar el recorrido. La luz nos devela formaciones extrañas y llamativas en las paredes de la enorme cueva, para asombro de muchos. Estas eran de estalactitas y estalagmitas (las piedras punteagudas), que en ocasiones llegan a formar columnas de más de 5m de altura.
La cueva nos presenta un nuevo desafío. Bajar a un segundo nivel de galerías, pero la única forma de hacerlo es a través de un pasadizo, por el cual solo puede pasar una persona a la vez. Parece más difícil de lo que en realidad es y los guías están allí para ayudarnos.
Fue una verdadera aventura que nos deja la impresión de haber estado en otro planeta o millones de años en el pasado, cuando el hombre habitaba en cuevas.
Finalizado el recorrido, y habiendo tomado buenas fotos de recuerdo, iniciamos el regreso hacia la civilización y conscientes de que estos tesoros deben ser protegidos.
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