Cuando apenas era una niña sintió inquietud por el arte y, aunque no lo hacía bien, poco a poco fue perfeccionando sus destrezas hasta llegar a convertirse en una auténtica artesana, que maneja muy bien la habilidad para pintar sobre cualquier superficie.
Eso es lo que hace Vidalina Castillo, quien no tuvo oportunidad de pulirse en el plano de la pintura, que era su fuerte, aunque también se aplicaba en otras artes, como bordar.
Fue a finales del año pasado cuando ella se metió de lleno a bordar y a hacer carteras, estuches de celulares y para cosméticos. De allí empezó a pintar con tanto ahínco que se quedó asombrada de las cosas que era capaz de pintar, sobre todo, en miniatura, con pinceles muy finos.
"Dios me bendijo a mí con la habilidad de poder plasmar en cualquier pedacito de material, como una simple concha, todo tipo de paisajes y flores que son fácilmente distinguidos", dijo Castillo.
Esta fémina comentó que la naturaleza ofrece una multiplicidad de cosas que no nos tomamos el trabajo de observar; por ejemplo, con un pedazo de madera que simula a un pez se le ocurrió enseguida hacer un pez de arrecife para la pared. Imagínese que de una concha de almeja blanca, que poseía en su superficie una similitud con el plisado de la pollera, le pintó encima una mujer empollerada con sus tembleques y todo.
Igualmente, tuvo la idea de pintar mariposas sobre la conchita de almeja de arena, que abierta tiene la misma estructura de estas bellas especies que pueden ser usadas como prendedores, sobre sombreros y demás.
Aunque esto no empezó como un negocio, su meta ahora es alquilar un pequeño local en el Casco Viejo, junto a una sobrina, para vender allí sus artículos a los extranjeros que transitan por el lugar.
CURIOSIDADES
Otras de las creaciones son las casitas de quincha, hechas de barro, cuyo precio es de B/12.00, porque las mandan a hacer a un artesano, pero todos los detalles con que son decoradas corren por su cuenta. |