La fuente del espectáculo es un área del periodismo tan seria y tan importante como la de finanzas o política. Aquí "se tiene y debe" mantener la misma rigurosidad que en cualquier otra área del periodismo.
Erróneamente alguien que no sabe nada de periodismo ni dirección de un medio decidió que a las secciones de espectáculos se envían a los novatos, a los que no sirven, a los que no tienen nada en el cerebro, a la niña bonita a enseñar sus atributos o al chico guapo con todas las neuronas en "off". Les crearon una "mala fama" a los periodistas serios que cubren espectáculos porque, inclusive, internamente en los medios, se dice, irrespetuosamente, que "los de espectáculos" no son periodistas, sino chismólogos, cuando es sabido que en esas secciones hay profesionales tan buenos como en las otras.
Esto es triste porque efectivamente sí hay gente en el espectáculo que denigra esa fuente. Sí hay "gente" en el espectáculo que no saben diferenciar lo que es ser periodista y lo que es ser fanático. Pero lo peor, es que hay empresas que han prostituido las identificaciones de "prensa" al punto que cualquiera que trabaje en un medio, cuando le conviene, se hace llamar "periodista de espectáculos".
Esos mismos seudo-periodistas se aprovechan del "carné" para convertirse en fanáticos. Quieren ir a todas las conferencias de prensa de artistas que visitan Panamá a tomarse fotos. Quieren asistir a los conciertos "gratis" con la excusa de que van a cubrirlo cuando no llevan ni un bolígrafo para disimular. Pelean por tratos especiales porque no quieren hacer filas como cualquier ciudadano porque se creen "los reyes del arroz con pollo". Amenazan a los promotores artísticos con congelarles a sus artistas si no le dan pases gratis y hasta han perdido la vergüenza al punto de pelear asientos enumerados en conciertos con personas que sí lo pagaron.
Pero también está la otra acera. Sí, esas personas comunes y corrientes que "se creen o alguien les inventó" que eran famosos. Un famoso es una persona que tiene fama o renombre. Un personaje conocido es una persona acreditada, ilustre, distinguida. Un artista es una persona que actúa profesionalmente en un espectáculo. Siendo así, no entiendo en qué momento apareció un loco y dijo que el periodismo de espectáculos es meterse en la vida privada de las personas "comunes y corrientes". Otro loco dijo que hacer "fiesta" de su intimidad subía audiencias y por ahí se fueron esos "disfrazados de famosos" a ventilar su vida privada en 'facebook' o enviar comunicados de prensa por sus rupturas amorosas, porque su mascota parió o porque se fue de viaje a Chupampa.
Cuando una persona que sale en televisión (lea bien, que sale en televisión, eso no es ser famoso) o un artista abre las puertas de su intimidad a la prensa del chismorreo, no la puede cerrar más. No puede quejarse después y mucho menos reclamar que se hable de su vida privada o de una imagen que no cuida. Lamentablemente son varios los personajes aquí que han decidido tener "ratings" ventilando su vida privada en vez de su talento y, cuando se habla más de lo privado que de su arte, es porque este último no existe.
El periodismo de espectáculos responsable es delicioso leerlo, verlo y escucharlo. El respeto de esta fuente va de dos vías porque el famoso tiene primero que respetarse a sí mismo y el periodista darse a respetar con un trabajo creíble. Sé que ésta columna le retorcerá el estómago a más de uno, pero como no escribo para quedar bien con nadie, solo reitero que "el que se pica es porque ají come".
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