Luis López es un dominicano de 49 años, que desde hace tres decidió vivir en Panamá. Vino de visita, le gustó la calidez de la gente y, sin pensarlo mucho, se quedó.

Aunque tenía el apoyo de familiares, Luis tuvo que empezar de cero con un humilde puestito de venta de chichas que ubicó en Paitilla. De lo poco que ganaba, fue ahorrando y mejorando sus herramientas de trabajo. Ahora tiene una carretilla, donde además de chichas vende empanadas y frituras.

Aunque la riqueza y la fortuna aún no han llegado, Luis agradece que con su trabajo pueda mantener una pequeña casa en Río Abajo y ayudar a la crianza de sus 7 hijos, que quedaron en República Dominicana.

Como usualmente se para en el mismo lugar, siempre llegan clientes conocidos que, animosos, lo saludan y éste, con una sonrisa, les devuelve el saludo, incluso, les da "ñapa". No todo ha sido tan fácil, pues como extranjero y miniempresario inexperto, los tres primeros meses fueron los más difíciles, "pero ya me acostumbré".

Al preguntarle si le gusta el país, Luis respondió: "Claro que me gusta Panamá, me han tratado muy bien".

El tiempo pasa, y a futuro este dominicano quiere ampliar sus oportunidades de trabajo. "Quiero hacer otra cosa, pero hasta ahora estoy aquí", expresó.

Como ejemplo de empeño y responsabilidad, Luis animó a aquellas personas que estando en su país, sienten que las oportunidades no les llegan, para que salgan a buscar trabajo. "Todo es relativo, si tú no sales a buscar trabajo, no vas a encontrar", afirmó.

FILOSOFIA
"Una mano ayuda a la otra. Donde quiera que uno está, tiene que buscar su comida", afirmó Luis.