Un atentado suicida perpetrado en Bagdad terminó con la vida de 23 niños que se encontraban alrededor de un grupo de soldados estadounidenses, en el peor atentado contra menores durante la posguerra en Irak. El ataque causó 32 muertos, entre ellos los 23 menores, y más de 30 heridos.
El ataque tuvo como blanco una patrulla militar y un puesto de control norteamericano.
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