Jenny tiene cuatro hermanos. Su mamá ya no la puede controlar. (Foto: Omar Batista / Alexander Santamaría / EPASA)
Milagros Murillo F.
| DIAaDIA
"Te pido Señor por mi amiga que tengo al lado, por un amigo que está tomando fotos, también cuida a mis hermanos, a mi madre (...) a todos lo quiero mucho aquí, gracias Señor, Amén". Esta oración estremeció el corazón de quienes estaban en la sala y es que la idea que se tenía de Jenny, era otra.
No se sabe a ciencia cierta cuándo fue que esta joven, que el 20 de julio cumplirá 25 años, empezó a presentar cambios en su conducta, pues una de sus hermanas, Marilín Herrera, contó que desde que Jennifer Zulma Cuadra (nombre completo), tenía cinco años, comenzó a escaparse de la casa, por lo que sus padres decidieron ingresarla en un internado de monjas, pero por un incidente con una de ellas (la mordió), la tuvieron que sacar, sin poder meterla en otro lugar.
Así, Jenny fue creciendo hasta que, cuando tenía como 15 años, llegó el momento que más la marcó. Eso fue cuando sus padres se separaron y ella no lo ha podido superar. "A mi mamá le han dicho que aquí en Panamá no hay ningún lugar donde internarla, ni pagando", dijo Marilín. "Mi mamá dice que Jenny no está loca, sino que eso le da de repente, que se quita la ropa y se arrebata, pero a veces ella está tranquila", comentó.
¡CALAMIDAD!
Precisamente ese es el problema de la joven. En múltiples ocasiones se le ha podido ver deambulando por las calles de Torrijos Carter, específicamente por la piquera. Ella se desnuda, se torna agresiva y se sienta en medio de la vía como queriendo que los vehículos le pasen por encima de la pierna derecha y esto, quizás, porque hace tres años, justamente el día de su cumpleaños, a Jenny le amputaron la pierna izquierda.
"Ella tenía como un mes de haberse ido de la casa. Entonces llamaron a mi mamá para decirle que Jenny estaba en coma en el hospital. Parece que un bus de El Chorrillo la atropelló y el señor se escapó. En el hospital le colocaron un yeso sobre una herida abierta, entonces la pierna se cangrenó y por eso la perdió", aseguró. Agregó que la familia puso un abogado para que le colocaran una prótesis, pero no pudieron hacer nada.
Y así Jenny ha pasado sus días, valiéndose de una sola pierna, escapando de casa cada vez que puede, pues lo hace con agilidad y, peor aún, quedando al acecho de personas malintencionadas.
Esto, debido a que en numerosas ocasiones han abusado sexualmente de la joven indefensa que, a pesar de su edad y contextura física, aparenta una mentalidad de una niña de siete años. Como una ironía de la vida y lo que se vuelve a su favor por su condición, ella no puede tener hijos por un problema en los ovarios, de lo contrario, su vida hubiese sido más complicada.
"MAMI Y PAPI"
A pesar de todas las dificultades por las que ha pasado Jenny, Dios la ha compensado con quienes se han convertido en su nueva familia.
Hace 10 años, antes de que le ocurrieran las peores vicisitudes, el pastor Wilmar Mosquera Mina tuvo el primer contacto con la adolescente. "Yo iba para un culto, ella me saludó y me dijo: "hermano, Dios lo bendiga". Me llamó la atención la forma dulce y entablamos una conversación".
En ese tiempo Jenny vivía con sus padres, pero después que ellos se separaron le afectó más y empezó a irse de la casa, dijo. "Tiempo después venía de Puerto Caimito con mi esposa como a la 1: 00 a.m. y Jenny estaba acostada en plena calle totalmente desnuda, eso me dio mucha compasión. Mi esposa le dijo que si deseaba que la trajéramos a la casa y ella aceptó". Desde ese tiempo, la familia Mosquera adoptó a Jenny como un miembro más de la familia, que está compuesta por seis hijos y que residen en el sector de La Herradura, en Nueva Libia, cerca de la verdadera casa de la joven.
Ellos han sabido comprenderla, atenderla y con la ayuda de Dios, controlar poco a poco su enfermedad. Pero, sobre todo, quererla y aceptarla como es. Jenny es consciente de todo ello, por lo que, aunque a ellos también se les escapa, les demuestra el cariño y el agradecimiento por lo que hacen.
"Cuando ella salió del hospital que perdió la pierna su familia la lidió. Yo sé que ellos la quieren, pero ella es muy indómita y ya no pueden controlarla. Jenny volvió a la calle, y yo volví a tomar control de ella", aseguró.
Wilmar y Yolanda son "papi y mami" y sus hijos, sus hermanos.
"A veces se nos va, lo que quiero es conseguir una cerradura de llave, porque en ocasiones cuando amanece ya se me ha ido", expresó el pastor, quien asegura que "le damos gracias a Dios por tenerla entre nosotros, para apoyarla".
EL DESEO MAS GRANDE DE JENNY
Sentada en un sillón, tomando una siesta luego de ayudar en los quehaceres del hogar estaba Jenny. Al abrir sus ojos, un "hola" escapó de sus labios. Su mirada es penetrante y su sonrisa inocente, mientras que su piel da muestra de las heridas y las dificultades por las que ha pasado.
Inmediatamente abrazó a Wilmar. "Yo te quiero mucho, como a un papá", le dijo. Luego contó que ella ayuda en el hogar, que friega, barre y hasta lava su ropa. Ella es muy dulce, no paraba de abrazar a Yolanda, su mami; y luego de hacer una oración, porque le gusta mucho orar y cantar las canciones de la iglesia, admitió que a veces se sale de la casa para conseguir plata para comprarle dulce a sus hermanos, pero también prometió que no lo hará más. Jenny vive en ambas viviendas.
Sin embargo, hubo silencio en la sala, cuando repentinamente la joven, que para muchos no coordina sus pensamientos, pidió entre llantos una pierna falsa para poder caminar bien. "Yo quiero que me pongan una pierna. Mi papi y mi mami quieren ponérmela, pero no pueden...".
Unos minutos después, cuando se calmó, se despidió de quienes denominó sus nuevos amigos.
TAMBIEN TIENEN DERECHOS
La doctora Juana Herrera es la directora General del Instituto Nacional de Salud Mental de Panamá y Coordinadora Nacional de Salud Mental del Ministerio de Salud, ella explicó que cuando un miembro de la familia presenta un trastorno de conducta, debe buscarse ayuda en el Centro de Salud más cercano, pues en ellos existen psiquiatras, psicólogos y enfermeras de salud mental, quienes hacen evaluaciones de las personas para determinar el grado de compromiso .
"Por discapacidad mental, las personas no se deben dejar en ninguna institución", agregando que el término "loco" no se debe utilizar. Herrera dijo que el paciente que tiene una discapacidad mental, no debe ser discriminado, porque cuando se les da un diagnóstico, quieren internarlo de por vida y eso es una violación de sus derechos humanos. Además los especialistas son quienes deciden si tiene criterio de hospitalización o puede seguir un tratamiento desde casa.
"No toda la persona que está en la calle es un enfermo con una discapacidad mental, es una persona a quien se le debe buscar una alternativa social", concluyó, incentivando a la familia de Jenny para que la lleven al Centro de Salud de su comunidad para que le den un seguimiento por su cambio de conducta.
APOYO
El pastor Wilmar pidió que si ven a Jenny en la calle les avisen al teléfono 234-9205 para ir a recogerla o la lleven a la casa 27 A, del sector Edgardo Vernaza, calle La Herradura, en Nueva Libia. Solicitó a los transportistas que no la recojan y agradeció a la Policía Nacional por el apoyo que les brindan. Derechos del paciente con discapacidad mental
• Derecho a la atención médica.
• Derecho a ser tratado con humanidad y respeto.
• Derecho de igualdad ante la ley.
• Derecho a ser atendido en la comunidad.
• Derecho a proporcionar consentimiento e informado antes de recibir cualquier tratamiento.