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  lunes 21 de julio de 2008 enviar por email versión para imprimir

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Más de 30 pandillas operan en Panamá
Los tatuajes son el distintivo de las pandillas. (Foto: Ilustrativas)

Milagros Murillo y Dana Barrios | DIAaDIA

*Tito apenas tiene 14 años, pero a su corta edad ya tiene una vida delictiva recorrida. Para cumplir con sus "encargos" (asesinar), él necesita estar bien "vatro" (drogado), pues de lo contrario, no funciona igual.

Este jovencito lleva cuatro "muñequitos" (homicidios) y aseguró que seguirá cometiéndolos, porque la ley del menor lo respalda, además, su familia lo apoya por ser quien los mantiene. Él es uno de los tantos jóvenes que se dedican a tirar bala y que pertenecen a las pandillas que operan en Panamá.

El primer registro que se tiene de una pandilla en Panamá data de 1984, cuando un grupo de "muchachos" de El Chorrillo aprovechaba los vehículos que quedaban varados en medio de las inundaciones para despojar a sus pasajeros de sus bienes. El grupo, que estaba formado por mayores y menores de edad, se hizo llamar "Clan Agua". Luego de la invasión a Panamá de 1989 la banda desapareció debido a que sus integrantes fallecieron, quedaron presos y otros se resocializaron. Sin embargo, para 1990 surgieron otras pandillas como los Tinny Toon (su cabecilla resultó ser un ex Clan Agua), Los Chanfles, Kriss Kross, Los Toca y Muere, Los Cariñositos, Locos Adams, entre otras.

No se sabe con exactitud cuál fue la causa por la que surgieron las pandillas. Sus integrantes aducen que es por la falta de empleo y por la pobreza, pero lo que sí es cierto es que desde que existen, la violencia se ha apoderado de las calles.

Un experto en pandillas consultado por DIAaDIA y que por razones de seguridad no se da a conocer su identidad, explicó que las bandas están formadas hasta por 60 miembros, cuyas edades generalmente van desde los ocho a los 25 años.

Ellos operan en grupos de dos a cinco unidades, depende del objetivo, siendo los delitos que suelen cometer el hurto, el robo a mano armada, las lesiones personales, violaciones, tráfico y venta de drogas y homicidios.

La lealtad es una de sus características y es que ellos son una hermandad en la que el problema de uno es el de todos, se cuidan y se protegen, pero si se traicionan, mueren.

IDENTIFICACION
No es difícil reconocer a un pandillero. Ellos se tatúan para identificarse. En algunos casos el tatuaje denota jerarquía, en otros, la vida de sufrimiento que ha llevado la persona, así como la vida carcelaria.

Además tienen su propia forma de comunicarse, ya sea con palabras, gestos o signos. Por ejemplo, las utilizadas por Tito (vatro, encargo, muñequito).

Hay que dejar claro que pandilla, banda y pistolero son tres cosas distintas, explicó el experto. Las bandas son asociaciones organizadas en las que cada miembro tiene una función y viven en sectores diferentes. Las pandillas son grupos pequeños de 5 ó 7 integrantes que pelean territorio por sus ventas de drogas y nadie puede ingresar en su lugar de trabajo. Para poder ser un integrante de ellas tienen que hacer un rito de iniciación, que puede consistir en robo, hurto, robo a mano armada, violación carnal u homicidio.

En tanto, los pistoleros son aquellos que están listos para cualquier encargo, pues su trabajo es asesinar o herir a personas. Ellos son los llamados "sicarios".

La mayoría de los pandilleros viene de hogares desintegrados y ven las pandillas como su familia. Muchos, como en el caso de Tito, son el sustento de su hogar y más que ver su comportamiento que no es correcto, lo ven como su forma de subsistir.

PENAS POR EL DELITO
Con la reforma al Código Penal, en su Título IX de Delitos contra la Seguridad Colectiva, en su Capítulo VII de la Asociación Ilícita, se menciona en sus artículos las penas a pagar por el pandillerismo.

Artículo 326: Quienes constituyan o formen parte de una pandilla serán sancionados con penas de prisión de cuatro a seis años.

La pena será de siete a 14 años de prisión, si la pandilla es para cometer homicidio, secuestro, extorsión, robo, hurto de autos y accesorios, delitos relacionados con el tráfico de drogas, blanqueo de capitales, delitos financieros, violación sexual, pornografía infantil, trata de personas, terrorismo o tráfico de armas.

Para efectos de este artículo, constituye una pandilla la concertación previa de tres o más personas de manera habitual con el propósito de cometer delitos, que se distingue por reunir por lo menos dos de las siguientes características:

  1. Tenencia, posesión o hurto de armas.
  2. Uso de símbolos personales o colectivos de identificación de sus miembros.
  3. Control territorial
  4. Jerarquía

Artículo 327: Al promotor, jefe o dirigente de la asociación ilícita o de la pandilla, se le aumentará la sanción hasta una tercera parte.

Artículo 328: Las penas establecidas en los artículos anteriores serán reducidas a la mitad cuando:

  1. El autor voluntariamente contribuya con la autoridad a la desarticulación de la asociación o de la pandilla.
  2. El autor voluntariamente proporcione a la autoridad información oportuna para impedir o impida la ejecución de actos ilícitos planificados por la asociación o la pandilla.

RESOCIALIZACION
"Ellos no han vivido lo que uno ha vivido", expresa Karin Joel Murillo, de 21 años, quien conoce muy bien lo que es vivir entre las pandillas. Toda su vida ha residido en el corregimiento de El Chorrillo y a pesar de que nunca ha asesinado, muchas veces estuvo tentado a cometer delitos, como lo hacían sus amigos. "A los 16 años conocí la droga", pues fumaba marihuana, bebía alcohol y dejó la escuela. Todo esto desde que se fue de casa, ya que parte de su vida creció con sus padres juntos. Pero al ellos separarse empezaron los problemas.

Así fue como su vida se fue complicando, las amistades lo fueron absorbiendo, pero él reconoce que su fuerza de voluntad y el apoyo de su madre le impidieron caer. "Ellos se burlaban de mí porque yo me quedaba en una esquina, pero no quería seguir con lo mismo", expresó.

Karin tuvo la oportunidad que cientos de jóvenes no tienen. Él conoció a quien denomina su ángel de la guarda, Ana Lorena, quien desde un principio lo apoyó en su superación.

Actualmente, Karin trabaja como ayudante general en la Oficina del Casco Antiguo. Ha perdido muchas amistades, pero sabe que ha sido necesario. Él sigue sin poder caminar por algunas calles, porque por el solo hecho de "parquear" con ciertas personas lo ficharon como uno de ellos.

Ahora tiene una pareja y están esperando un bebé, y aunque reconoce que criarlo en un barrio como El Chorrillo no será fácil, sabe que con esfuerzo y amor podrán lograrlo.

APOYO:
Entidades como la Alcaldía de San Miguelito, la Oficina del Casco Antiguo y el Ministerio de Desarrollo Social brindan una oportunidad a los que desean salir del mundo de las pandillas. Ellos son tratados con personal idóneo como sociólogos y psicólogos. Lo principal es la voluntad de querer resocializarse.





 
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