De esto nadie se salva. El MOP cavó un hueco para una alcantarilla que nunca hizo, y ahora con las lluvias, el agua se empoza filtrándose por las losas del pavimento.
Esta situación ha ocasionado que las grietas de la calle C-8, de Torrijos-Carter, se hagan cada vez más profundas, ocasionando enormes baches. Para colmo, los buses han optado por dar la vuelta por esa calle cuando vienen vacíos. Hace varios meses, el MOP parchó los huecos con una capa de gravilla que no aguantó.
Arturo Anderson, morador del sector, dijo: "Esos buses han dañado los hombros, los muros de las casas, y a la mía, le inclinaron el basurero y el poste de seguridad". Agregó que la constante pasadera de los buses empeora el mal estado de las calles, aparte de que representa un peligro para los niños.
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