Su rostro lo dice todo. Refleja tristeza. Ve en el fútbol un desahogo. Pero no puede evitar pensar en su madre.
Edson Samms, un niño de 11 años que jugó de delantero para Bocas del Toro, en el VII Torneo de Campeones Rotario, vive una difícil situación.
En medio del torneo, hizo una pausa y contó su realidad.
"Mi mamá está enferma allá en Bocas, necesito una beca para ver si puedo ayudarla", decía con voz quebrada, cuando se le aguaron sus ojos, y tratando de aguantar el llanto, agachó su cabeza. Este diminuto delantero no supo decir la enfermedad que padece su madre, sólo sabe que se la pasa con fiebre, por lo que sus dos hermanos y su padre, deben cuidarla.
Cuando vino a jugar a la capital, ella seguía enferma. "Me siento mal, no me gusta que mi madre sufra", y sus ojos se volvieron a aguar.
NO HAY RECURSOS
Por razones obvias, su madre no puede trabajar, su padre es albañil, pero ahora mismo está desempleado; labora eventualmente. La casa donde vive Edson con su familia en Isla Colón, Bocas del Toro, es de madera y zinc.
¿Y cómo hacen para comer?, a lo que respondió: "vamos a la tienda y pedimos fiado, hasta que mi papá consiga un trabajo y pueda pagar".
Este pequeño cursa el sexto grado en la escuela República de Nicaragua. Su afición por el fútbol nació desde los 5 años, cuando empezó a practicar con su hermano. "Cuando veía los mundiales, me gustaba cómo jugaban", señaló. Aunque no pasó a semifinales, Edson tuvo en este torneo una sana diversión, para distraer su mente por una semana de los problemas que rodean su entorno familiar.
SU SUEÑO
"Quiero llegar lejos, jugar fútbol en otro país para ayudar a mi mamá", dijo Edson.
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