Ese es Luis Enrique Cedeño, quien tiene diez años de haber iniciado sus labores como pescador en Puerto Caimito, La Chorrera.

Cedeño es una persona amigable y muy campechana. De su vida laboral comentó que antes de lanzarse a los gajes del mar, vendía periódicos en el Mercado de Abasto de La Chorrera.

Posteriormente, un amigo, quien ya falleció, le habló de que en Puerto Caimito había buena pesca y él se confió. Llegó al lugar y le gustó la experiencia en el barco Viva Mar.

Considera que este negocio deja un poco más de dinero. A veces le va mal, no sale ni para los gastos, pero él no desmaya.

Reveló que este año se perdió en alta mar junto a dos pescadores que le acompañaban. En ese momento amanecía y todo era agua. No le quedó más remedio que orientarse por los vientos, según la tradición de los viejos lobos de mar.

Por su mente pasaba el siguiente pensamiento: "Dios mío, no puede ser que después de tanta experiencia yo me pierda, guíanos Señor". Y en efecto, lograron salir.

Luis Enrique tiene dos hijos y está otro por nacer, con ellos reside en El Progreso. Sus hijos son su más preciado tesoro, y por ellos aseguró luchar hasta el cansancio. Hace todo para ofrecerles una educación y que sean unos profesionales de éxito.