Aprendió el oficio de relojero a los 25 años y es oriundo del Jobo de San Lorenzo, en Chiriquí.
Sentado en un incómodo banco y con un pequeño estante lleno de pulsos de relojes, tornillitos, una lupa y algunas pinzas, cerca del almacén El Machetazo en Calidonia, se gana el sustento diario y el de su familia reparando relojes.
Eliseo es un hombre bastante joven, cuenta que tiene cuatro hijos y que desea que sus vástagos estudien y no se vean en la situación en que está él, pues a pesar de que el negocio de relojero no es malo, debe estar a la intemperie porque no tiene un local, ya que no le alcanza para pagar uno porque están muy caros.
Da gracias a Dios, porque puede contar con el almacén El Machetazo para guardar su pequeño stand que le sirve de taller.
Según Eliseo, él repara cualquier clase de reloj siempre y cuando pueda conseguir las piezas a buen costo, pero si no los refiere a las casas distribuidoras.
Para Eliseo, hacer un buen trabajo y que el cliente se vaya satisfecho es su prioridad, considera a sus clientes el alma de su trabajo; por lo tanto, jamás hará una reparación que no esté acorde con lo que practica.
Tiene 10 años de estar en ese lugar, realizando esa labor y con ella ha logrado comprar un terreno, construir su casa y darle buena educación a sus hijos.
Se siente muy orgulloso de ser un relojero, ya que le ha dado muchas satisfacciones y jamás ha tenido que pensar en cosas deshonestas para mantener a su familia.
PRECIOS
El costo de las reparaciones varía de acuerdo con el daño que tengan los relojes.
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