Los niños sufren de vómitos y diarreas, unido a la falta de atención médica y el hambre.

Estas familias viven en medio del lodo, y por el poco abrigo que les dan sus frágiles casas cubiertas de lona y cartón, que dura poco con las inclemencias del tiempo, los pequeños se enferman.

Flor González, una de las precaristas, manifestó que su única esperanza es que las autoridades atiendan el problema con prontitud, ya que no tienen donde ir con sus hijos.

Mientras, Elizabeth Manzané, otra de las madres invasoras, comentó que en el lugar donde vivían antes pagaban alquiler, pero ahora, con la dura situación económica, no pueden continuar pagando y decidieron invadir la propiedad.

Expresó que no tienen luz y beben agua de un pozo improvisado, lo que supuestamente está enfermando a los niños.

Pese a estas condiciones son optimistas y alegan que si se les deja vivir ahí, poco a poco podrían pagar sus lotes.

Las autoridades realizarán las investigaciones y evaluaciones sociales para seleccionar a las personas que realmente necesitan viviendas, puesto que se presume que existen "juegavivos" que se han instalado para obtener un terreno y más tarde venderlos a altos precios.

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