Nuevamente, nos abocamos al tema y no es para repetir fielmente que la obra está buena y que da ganas de llorar, sino para hacer un homenaje a esas mujeres que pese a los contratiempos, hacen un alto y nos regalan una hora y media de arte y talento, visto de diferentes puntos de vista: actuación, baile, canto.

Más de una hora sentados, sin parpadear y con un nudo en la garganta, fue lo que pude vivir con algunas historias presentadas por las propias protagonistas.

Estas actuaciones y vivencias nos hicieron pensar que nuestras quejas por los tranques, el sol, las lluvias, las filas, por nuestros jefes y compañeros de trabajo, no son nada comparado con lo que ellas viven: la soledad, esa ausencia del abrazo de hermano, aquellos besos de los hijos y esa falta de amor de nuestra madres. Esto es para reflexionar y pensar.

Ver y escuchar historias como la de la colombiana "Sol" fue muy conmovedor, sus lágrimas nos llenaron de tristeza. Escuchar cómo una mala jugada de la vida, la confinó a ocho años privada de libertad en un país lejano al suyo, sumergida en el dolor por la incomprensión de su hermana y la ausencia de su madre fallecida, nos hizo ponernos en sus zapatos y admirar la esperanza con que ve la vida.

La historia de Eliz muestra la cruda realidad de los parientes de una rea, la nostalgia de no poder compartir esas fechas especiales. "Mamá, nunca estás conmigo en los cumpleaños, nunca comparto contigo los días de las madres, nunca me llevas al parque. ¿Por qué mamá, por qué nunca estás?, es uno de los diálogos de esta chica que nos hizo pensar en esos familiares que también se sienten bajo barrotes emocionales.

Qué más podemos decir de una obra en donde la musicalización está muy buena, digna de escucharla, y de un mensaje de esperanza y comprensión. La obra se presentará hasta el 18 agosto en el Teatro Anayansi. ¡Sin palabras!