Dice que a pesar de que cumplió con el objetivo que la llevó a la tierra de la samba, trabajar, que por cierto le fue bien, sí pedía a gritos regresar a Panamá.

¿Por qué? Lo que pasa es que no tuvo tiempo para hacer muchas cosas, sobre todo porque en Panamá dice que puede salir del trabajo en cualquier momento, ir a un mall, comer y volver en 15 minutos; pero en Brasil... ¡qué va!... allí para llegar a un lugar le tarda horas, por lo menos dos, así que casi no salió del hotel donde se hospedó.

Decka, como siempre con su buen humor, nos contó que Sau Paolo parece una ciudad "gris", ya que los edificios son todos de cemento y cuadrados, no como nuestra ciudad que los tiene con ventanas de vidrio y todos exóticos.

Pero eso no es todo, dice que las políticas brasileñas son muy buenas, por lo que aprendió mucho e interactuó con personas de otros países. Afirma que el día más triste que pasó en Brasil fue el último, porque los representantes de los países que fueron al seminario con ella se fueron y le tocó comer solita. ¡Hummm, lástima! Pero bueno, dice Decka que las experiencias siempre son nutritivas. ¡Nada que ver!