Con anterioridad hemos criticado las veces que la atleta ha ido a algunos torneos, y en vez de igualar o mejorar su marca, la ha desmejorado. Eso nos ha llevado a ser considerados por algunas personas como "anti-Eileen".

Pero ahora la historia es otra. Así como hemos criticado (con mucho respeto) su actuación en otros eventos; ahora tenemos que felicitarla y agradecerle por haber dejado en alto el nombre de Panamá en la antigua ciudad de Atenas, Grecia.

Ese agradecimiento no es solamente para ella, también para sus padres Pedro y Guadalupe, quienes han luchado y sufrido junto a Eileen todos estos años.

Ese triunfo también es para ellos, y por qué no, un regalo merecido por los sacrificios realizados, para que hoy todo Panamá esté orgulloso de lo realizado por su hija.

Nuestros dos atletas que han visto acción en las Olimpiadas han cumplido. Primero fue Ismael Ortiz, y ahora Eileen. Ojalá que los dos que nos faltan: Bayano Kamani e Irving Saladino los imiten. Mientras, sólo podemos decirles: ¡Muchas gracias!