La música es su pasión. El ser ciego no ha sido un problema para que Roberto Rodríguez, de 12 años, trate de llevar una vida normal en un viejo caserón de madera, ubicado en el corregimiento de Santa Ana. A pesar de su afán por salir adelante, las condiciones del caserón no son las mejores para que Roberto viva en ese lugar. Allí la falta de un servicio higiénico y un baño le dificultan llevar una vida digna.
Ni hablar del cuarto donde vive con su mamá Blanca María Rodríguez y su hermano Benigno Rodríguez. La habitación es pequeña y calurosa, tanto así que pareciera que vivieran dentro de un horno. El pasillo para llegar a su cuarto es estrecho.
Un desprendimiento de retina dejó a Roberto con pérdida visual, a los cuatro años. Sin embargo esta discapacidad y la pobreza en que vive no le impiden soñar, pues quiere aprender a tocar la guitarra.
Él sueña con convertirse en un gran músico, pero es consciente que para lograrlo debe estudiar, por eso asiste todos los días a la Escuela Ricardo Miró, donde cursa el cuarto grado. Lo que más desea la mamá de Roberto es una casa en la que sus hijos puedan vivir mejor.
ESCUELA
Benigno, el hijo mayor de Blanca, tiene más de una semana que abandonó la escuela.
|