La madre rezaba, encerrada en su cuarto. No quería ver la televisión. Lo tiene como si fuera un rito. La señora Cristina de Saladino, madre del nuevo campeón mundial de salto largo, Irving Saladino, tiene por costumbre no ver los saltos de su hijo, pero lo hace como por creencia, ya que ella en varias ocasiones ha manifestado que se encierra en el cuarto a rezar.
El día de ayer no fue la excepción, y después de que supo del salto que le dio la medalla dorada a su vástago, todo fue alegría. "Yo estoy encantada de la vida por la medalla conseguida. En realidad, a todo el país y a los que estaban nerviosos como estaba yo, fue un momento de presión cuando vimos llegar a ese otro con el 8.47, pero con la fe puesta en Dios, yo sabía que Irving iba a triunfar, por algo está demostrando por qué es el número uno", dijo la señora Cristina.
Como toda madre orgullosa de su hijo, envió unas palabras de amor para Irving, que fueron: "En primer lugar, que lo quiero mucho y lo adoro, y que siga así en esa situación".
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